Los sociólogos tenemos la manía de la
segmentación, la definición de perfiles, de target, de poner etiquetas a las buenas gentes, llamadas también "consumidores" para mejor venderles inventos, chismes, ilusiones, macarrones, coches,
ideologías, zapatillas, implantes capilares, móviles y tantas cosas inútiles. Y
ese vicio, deformación profesional o manía es difícil de erradicar, así que hoy
me sorprendí etiquetando a las personas en función de su pose, postura, actitud
o gusto ante el marisco en general y las socorridas gambas en particular. Y me salió una segmentación con cinco
perfiles básicos:
- Los que aborrecen el marisco
por ser alérgicos y por lo tanto las gambas para ellos o ellas son seres
infectos y venenosos.
- Los que les repugnan esos
bichejos que son como insectos marinos a todas luces insalubres y cargados de
miasmas.
- Los que consideran comer esos
bichos algo muy ordinario y casi abyecto, que ha de hacerse en la intimidad y
con un punto vergonzante como el sexo anal o escuchar a Jiménez Losantos.
- Los que sólo las comen con
cuchillo y tenedor como les enseñaron en ilustres colegios y casas con
ringorrango, pero más que comer gambas parece que estén operando a corazón
abierto a un diminuto marciano o haciendo
la autopsia a un pariente lejano y poco querido.
Los que las devoran con los dedos y rechupan la cabeza con
fruición vampírica rebuscando en el cerebelo del crustáceo no se sabe que
esencias dionisiacas.
Como soy chico y hetero, la citada
segmentación, a lo largo de mi vida, me ha servido para descubrir afinidades y
empatías amorosas, sexuales, ideológicas y de otro tipo más secreto. Con los
cuatro primeros perfiles las relaciones no fueron demasiado exitosas por
motivos y conexiones prolijas de contar ahora, y sólo con las chicas que chupan
las cabezas y comen las gambas con los dedos he sido feliz.
Sé que como test de afinidad es poco
sofisticado, pero a mi me ha funcionado. Un psicoanalista se relamería buscando
fundamentos erótico-festivos, represiones oscuras o edipos gargantuásicos a esta
afirmación, uno, claro, al que no guste comer las gambas con los dedos y rechupar
con golosineo y con lengua la cabeza.
PD: Oye, que mi oficio es muy serio, a pesar de las cosas que diga el colega ese al que han hecho ministro de educación. "Hay gente pa tó", que dijo "Guerrita".