El tiempo a veces destruye y a veces hace crecer al amor. Nunca sabemos porqué. Nunca sabemos cuando. Elegimos. Elige el corazón. El instinto. El sueño. La fantasía. El deseo. A veces.
Vivimos dos veces ese amor. Primero en el presente y después la memoria, destilando despacio la intensidad. El tiempo hizo crecer este amor que tantas veces pareció invisible. Hoy el mar en el norte rompe olas gigantes sobre la ciudad y en el fondo se mueven las vieiras bailando sobre las corrientes oscuras.
Yo salgo a la calle y recuerdo una receta de Vieiras a lo pobre, cierro los ojos y buceo en ese mar furioso del norte, en ese mar oscuro de la memoria.
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