Le gusta leer en la bañera. Agua caliente. Bomba de espuma. Un kilo
de sal de mar sin refinar. Levantarse temprano y ver amanecer desde la bañera con
una taza de café y un libro venenoso entre las manos, adictivo, de los que no
puedes dejar de leer y saboreas despacio. Ahora con la biografía de Dalton
Trumbo que también le gustaba estar en la bañera, incluso trabajaba muchas
veces dentro de ella.
Allí el tiempo se desprende del cuerpo y comienza el placer.
Flotar. Sentir la caricia de la madre del agua. La piel que recuerda unos días
remotos de antes de nacer. Quién sabe. La bañera y la ducha. El agua caliente.
Esos inventos olvidados que sin embargo te parecen tan maravillosos. Hasta hace
pocos años un privilegio de bien pocos y ahora tan fácil. El mundo también se
diferencia en dos tipos de personas: los que prefieren la ducha y los que aman
la bañera.
Tienes al lado la taza de café sólo con miel, la tostada de pan y
sobre ella los huevos revueltos con una picada de jamón ibérico con mucho
tocino. El paraíso tan fácil. El desafío del amor también es este, disolver el
tiempo, desprenderle del cuerpo, sólo entonces comienza de verdad el placer.
Qué grande Dalton Trumbo. Escribió novelas y guiones de películas inolvidables que están en la historia del cine. Luchó contra quienes querían encerrar la
libertad de pensar y decir y por ello estuvo en la carcel. Rompió la “lista negra” y nunca tuvo miedo a luchar
utilizando su imaginación y su escritura. Seguro que le gustaba este desayuno.