La revolución presente ya está aquí, comenzará por lo que comemos
o consumimos o amamos. Por dejar de pedir peras al olmo o langostinos a los
manglares o fresas en diciembre o amantes bilingües. Volver a lo cercano,
conocido, bueno, antiguo. Momias y patatas, cebollas y nata.
Bacalhau com natas a la portuguesa. Un guiso reconfortante para el antes o el
después, fácil de comer, de hacer y repetir. Doramos las patatas como para
tortilla. Cebolla bien picada y pochada. Lascas de buen lomo de bacalao
infusionado durante unas horas en leche templada que añadimos luego a la cebolla traslúcida
para que se haga al fuego en su compañía. Enterramos en bechamel el revuelto de patatas, cebolla y
momia resucitada. La salsa debe de ser perfecta, enriquecida con nata de la
mejor y un toque de moscada y de pimienta, y un gratín potente.
Comencemos a pensar en el decrecimiento, en otras formas posibles
de economía, en otras formas de amor con pedagogía. Al margen de esto solo está
el TTIP, la hamburguesa de rata y el Haagen Dazs de café neoliberal. Tu eliges.
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