Y para que esto ocurra son necesarias las manos y la intención, tener la certeza de que algo en principio imposible de mezclar va a fundirse, tener la sabiduría y la voluntad de mantener el ritmo en la cuchara, el fuego muy lento y los ingredientes mejores. El pil pil y el amor entre distintos no son tanto un milagro casual como un secreto que requiere saber cocinar, haber aprendido de otros la receta y tratar con mimo e intensidad la carne de mar y la lava dorada de este guiso.
A veces guardo un poco de esta salsa que quién esta en el secreto sabe recuperar y revivir de la nevera. El amor conservado en el círculo polar se vuelve a veces trópico. No voy a contar aquí el qué, el cómo, el cuando… sólo que sobre unas ostras templadas en horno muy fuerte cinco minutos derramo una cucharada sopera de pilpil templado en cada una y sirvo y acompaño con un Sauternes frío. A buen entendedor.
En el amor los distintos no se atraen pero de los distintos está hecho el amor más delicioso, escaso y secreto, ese que no se cuenta, ni se escribe, sólo se saborea en silencio mezclado con risas y caricias y vino. El pil pil tan difícil de la vida.
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