Deja que el tiempo te lleve, no puedes resistirte. No valen las bebidas de soja, ni las cremas antiarrugas, ni el maquillaje disimulador, ni los tintes anticaída, ni las cremas que disuelven la barriga. No hablaré aquí de los carniceros que inyectan, cortan y cosen caras y culos. Dejar que el tiempo nos lleve no es envejecer, es igual que dejarnos llevar por el mar, flotar sobre las olas. A veces nos da miedo la resaca y que las corrientes nos lleven mar adentro. A veces cerramos los ojos y no tememos nada, nos sentimos peces, recordamos que una vez fuimos seres acuáticos, primos de los cachalotes y de las sirenas.
Deja que el tiempo te lleve, lo hace siempre de forma suave, deslizando minutos y horas, si te dejas llevar viajarás muy lejos, si luchas contra su roce serás infeliz.
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