Imagen de la película: "El tambor de Hojalata" |
Hay
asignaturas vitales que siguen sin existir en las aulas. Fue fugaz el paso de “educación para la ciudadanía” aunque
era tan importante educar en los valores de la democracia y la ciudadanía
responsable. Se ha extinguido la “coeducación”,
pedagogía fundamental para comenzar a evitar desde la infancia que se
desarrolle la venenosa hiedra de la violencia de género. Tampoco nos muestran
como vivir el amor o el sexo, por separado o unidos, aunque tan clave es para
la felicidad personal. Ni nos explican en la escuela los oscuros arcanos de la
economía para evitar las trampas y desastres deL sistema financiero y los
caramelos envenenados con los que nos engañan los bancos. Ni nos muestran algo
tan fundamentaL para la vida, la nuestra y la de los nuestros como, es el comer
bien, rico y saludable, manteniendo así viva la cultura gastronómica en la que
hemos nacido.
Estamos viendo
el enorme cambio que se ha producido en los hábitos de consumo de alimentos de
los españoles y también el enorme problema, por no llamarlo epidemia, que suponen el sobrepeso y la
obesidad infantil en España y que está motivado por diversos factores, no por
conocidos menos problemáticos. “Comer sano y comer rico son cuestiones
indisociables”. Más que educar sobre la dieta saludable desde criterios medicalizados como ha sido hasta ahora, habría que hacerlo desde criterios de cultura gastronómica. En este sentido se
mueve la proposición no de ley presentada por el brillante sociólogo y Diputado
en el Congreso Juan de Dios Ruano Gómez para introducir en la educación obligatoria
la asignatura de “Gastronomía”. Es una idea revolucionaria y con un potencial
de cambio social muy importante. Si no enseñamos a nuestros hijos esa “cultura
gastronómica” que es parte de nuestro patrimonio, no solo serán niños y adultos
menos sanos, sino además más incultos.
Comer bien no
es una cuestión de paladar o de salud en abstracto, ni de estética de la
gordura o la esbeltez, sino una cuestión, a medio y largo plazo de vida o
muerte. Si no queremos morirnos o estar crónicamente enfermos de obesidad,
hipertensión, diabetes, enfermedades cardiacas o cáncer del aparato digestivo
debemos tomarnos el tema del comer muy en serio. No se trata de alimentarse o
de nutrirse, si trata de comer de forma saludable y de vivir de forma
saludable.
Unos pocos
datos:
- Un 28,3% de
niños tiene exceso de peso (un 7,1% padece obesidad y un 21,2% sobrepeso)
- Más de la
mitad (52%) de la población adulta en la Unión Europa tiene sobrepeso u obesidad.
- En España,
el 39% de la población tiene sobrepeso y el 23% obesidad.
- El 12% de la
población tiene diabetes tipo 2.
- Más del 40%
tiene hipertensión.
¿Es o no “gastronomía”
una asignatura importante?
(redoble de tambor...)
Estamos perdiendo la dieta mediterranea, la que nos ha llevado a tener una esperanza de vida por encima de otros muchos países. Una pena.
ResponderEliminarEl indicador "esperanza de vida" es, con mucha frecuencia engañoso. Hace un siglo la esperanza de vida, una vez superados los 10 primeros años (primera infancia), no era muy diferente a la actual (si obviamos las muertes por guerras, claro). En todo caso esa "esperanza de vida" es un logro de los descubrimientos médicos (las vacunas, la cirugía, los tratamientos contra el cáncer, los nuevos fármacos...) y de la calidad de los sistemas sanitarios más que de lo que comemos...
ResponderEliminarGracias por tu comentario Cris.