Opiniones mayoritarias: “No me gusta cocinar”. “Eso se lo dejo a quien sabe”. “Se pierde
mucho tiempo”. “Es complicado, engorroso, difícil”. “Me gusta comer pero no
hacer la comida”. “de vez en cuando cocino pero en el día a día no tengo
tiempo”...
¿Porqué no dedicar un poco de tiempo cada día a una
actividad cuyas consecuencias son decisivas para la salud personal y familiar?
Sin embargo la cocinofobia es una patología social
que amenaza con convertirse en pandemia. ¿Cuántas personas en nuestro país
cocinan a diario? No estoy hablando de encender la freidora o en darle al botón
del microondas. Todos sabemos a lo
que nos referimos cuando decimos CO-CI-NAR.
Además los estudios siguen
describiendo lo obvio, que el 80% de quienes cocinan en el hogar son mujeres.
Si, muchos programas de cocina, concursos de chef aficionados,
paellas los domingos, libros del Bulli, arguíñanos, jamies y pesadillas en las
cocinas pero la pesadilla de verdad está dentro de los hogares españoles.
Te digo todo esto y por un oído te entra y por otro
te sale. Sé que todos admiran a los cocineros estrellas de la tele y de las
revistas couché pero la cocinera de a pie es ignorada, muchas no tienen el
premio, ni si quiera el miserable premio, de un “está rico” que musite su tribu, el mudo de su marido -el 70% de
los españoles come viendo la tele-, el monstruo de su hijo o hija, que prefiere
el nugget de pellejos de pollo al guisote de mamá, la bruja de la suegra o cualquier
habitante fantasma de la casa familiar. Y si uno es cocinero mucho menos. Eres
un caso curioso, un ahorro en servicio, un monstruito de feria, un cocinillas
que...“tampoco es para tanto por mucho que
leas tantos libros de recetas y compres cuchillos raros”…
Cocinofobia. Sólo hay que mirar el diseño de las
cocinas de las casas en España, hurgar en las neveras y despensas, preguntar
por ahí a los amigos, vecinos y compas de trabajo.
Estamos muy orgullosos
de eso que algunos llaman la dieta mediterránea, pero la citada dieta hoy está
en los libros, no en las mesas a la hora de comer.
Cocinofobia. No me haces caso, tu a lo tuyo, a los
trabajos importantes, a las actividades que lucen, a los cosas perdurables. Y
yo a lo mío, al afán cocinilla.
Mientras, aguardo la revolución. Comenzará por
una huelga general indefinida de todas las cocineras de familia de España. Reivindicamos
un “está rico” que salga a diario de la boca de cada comensal, pensión de jubilación, cursos de reciclaje y terapias
de grupo para que suban el ego a niveles aceptables. Admiro a quienes
cocinan tres veces al día para toda la familia además de resolver otros
trabajos. Gracias a ellas no se derrumba todo.
Cocinofobia y eso que ganan los fabricantes de precocinados y demás fast food de saldo...
Esas personas, un 99% son mujeres, que cocinan para sus familias tres veces al día. Esas personas que en muchos casos están teniendo que cocinar para hijos, nietos y parejas ya en su tercera edad, con malos sueldos o exigüas pensiones, son mis únicas heroinas. Son las únicas personas a las que admiro.
ResponderEliminarSaludos,
Jose
Así es, los chicos tenemos ahí pendiente esa "revolución social". Y nadie o pocas veces se agradece a esas mujeres su trabajo de cocineras invisibles...
EliminarGracias por tu comentario Jose.
Gracias a ti, por escribirlo.
ResponderEliminarSaludos,
Jose
Bravo!
ResponderEliminarDos post leídos dos post que me han encantado.
ResponderEliminarPor cierto, compartimos orígenes: aunque no lo soy directamente, me considero un poco extremeña. Mis padres son de Monesterio.
Un abrazo. MC
Gracias MC. Me alegra mucho que te gusten, más aún cuando son ideas muy controvertidas que provocan no pocas "alergias". Ya sabes que la mayoría de l@s extremeñ@s vivimos en esa tercera provincia de Extremadura llamada "el mundo"...
EliminarHacen falta sanas controversias, a ver si así dejamos de ser tan alérgicos a ellas y a todo.
EliminarSí, hay unos cuantos lejos de sus casas, es verdad. Te sigo leyendo.