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Nuestra crisis
comenzó ayer y no porque mi comportamiento sexual fuera mediocre e impropio de
un latin lover -siempre fui así, eso no puede haberte sorprendido-, o por mi
escaso conocimiento del idioma del mundo que es el tuyo lo que nos impide
mantener conversaciones profundas y juiciosas fuera de la cama, o porque te
susurrase al oído ciertas prácticas íntimas que ya alabara hasta el bueno de
Joyce, o porque te dijera sin tapujos que a mi la Thatcher siempre me pareció
una bruja y Tony Blair su nieto Chuky. No. Nuestra definitiva crisis comenzó
ayer cuando te ví echando chorizo a mi sofrito para la paella. Hubiera tragado
con eso, que el amor nos hace tener tragaderas anchas y vendernos al relativismo
cultural, pero es que era chorizo de marca multinacional inglesa, fabricado en
china para más INRI y por ahí no paso.
Chorizo. Esa cosa
comestible, deliciosa o infame según las manos o la fábrica que le invente. Su
guiso no tiene misterio ni complicación y sin embargo, bajo ese nombre sagrado
para los españoles, se hacen agujeros negros gastronómicos que se tragan
galaxias enteras, bombas de destrucción masiva y digestiva, objetos mutantes y
medusinos que acechan en las vitrinas de tiendas y carnicerías y que te pueden
fulminar con sólo mirarlos. Algún gangster piensa que basta como meter grasa y
carne picada de cualquier bicho con sal y agente naranja dentro de un pellejo
de plástico y colocar una folklórica y ruralista etiqueta de “chorizo”.
Sin embargo no
todo es desolación indigesta y chirriar de paladares. Hay estupendos chorizos
hechos con las mejores carnes y tocinos, pimentón ahumado de la Vera y tripas
de verdad, potentes y riquísimos picadillos frescos de chorizo o delicados
chorizos secados y madurados el tiempo justo que, junto a buen pan y vino nos
hagan, con sencillez, muy felices, pero no aquí en guiriliandia.
Luego está esto,
el fenómeno guiri de la chorifilia. En Gran Bretaña, donde se ha exterminado de
los hogares cualquier raíz de cocina tradicional regional y cualquier memoria
gastronómica propia, aplauden con fruición cualquier guiso ajeno, remoto, exótico,
con nulo criterio y referencia. Y ahora le toca el turno al pobre chorizo. Los ingleses han descubierto el chorizo y ponen chorizo a todo para que adquiera el
unte “typical spanish”, contribuye
a esta babel hasta el bueno de Jaime con su receta de paella en la que es
imprescindible, como no podía ser de otra forma, el chorizo. Bety, confiesa, ¿de
él aprendiste esta traición?
Te escribo
todo esto escandalizado, ruborizado, avergonzado, con ganas de instalar en la Torre de Londres alguna afilada guillotina para cortar cabezas
de chorizos, chorizos de imitación, fabricantes sin escrúpulos de chorizo y
cocineros televisivos chorifílicos, pero no lo hago, prefiero abandonar el
hogar y tu cocina inglesa, donde has mancillado mi paella, ya sabes como somos
los españoles con el rollo ese de la honra, vaya si lo sabes, que te has leído
todos los novelones de Alatriste. Me indigna además que dijeras que el
presidente del gobierno de España y muchos de los suyos “eran unos chorizos”, eso si que me duele, que aprendas de mi
idioma lo que a ti te conviene. Llámales ladrones o mentirosos, pero no los
confundas con mi adorado chorizo. El chorizo de verdad es algo grande, rico y
bueno. Y eso que nada por ahí en tu paella arruinando mi sofrito y que está hecho
con carne de alien, grasa de aflojar tuercas, agente naranja y sal radioactiva
es otra cosa, ponle tu un nombre, en inglés, pero no le llames chorizo mientras
clavas con amor en él tu pupila azul. Adios Bety, chory.
PD: no, no es broma, la foto de abajo. Es una auténtica sopa de patatas bravas, with chorizo, claro.
Foto de: girilandia.com |
Ja,ja!
ResponderEliminarPero perdonamos a Oliver este y otros deslices porque es un tipo, para mi, admirable en su voluntad de enseñar de nuevo a comer "comida" a los ingleses.
ResponderEliminarJamie Oliver mostró en su programa de televisión en la BBC cómo McDonald's 'lava' las partes de la res que no son aptas para el consumo con un agente antimicrobiano, el hidróxido de amonio, para poder usarlas como materia prima en la preparación de las hamburguesas.
¿Qué ser humano en su sano juicio pondría un trozo de carne remojada en hidróxido de amonio en la boca de un niño? "Estamos hablando de carnes que hubieran sido vendidas como alimento para perros y después de este proceso se les sirve a seres humanos. Aparte de la calidad de la carne, el hidróxido de amonio es dañino para la salud", dijo Oliver.
Luego de que se haya revelado este 'lavado de carne', la cadena McDonald's decidió modificar su receta, aunque voceros de la compañía negaron que haya sido en respuesta a la iniciativa del chef.
"¿Qué ser humano en su sano juicio pondría un trozo de carne remojada en hidróxido de amonio en la boca de un niño?", se preguntó Oliver.
Cita de:
http://actualidad.rt.com/actualidad/view/102346-mcdonalds-hamburguesas-carne-quimicos
https://www.youtube.com/watch?v=20Yg-c6iBF8
EliminarBravo! Y te lo digo yo, que he lavado las tripas del cerdo en el río .....
ResponderEliminarSaludos desde Salamanca
JAJAJAJA
ResponderEliminarQué grande!!
Aguante la CHORIFILIA
CHORIFILIA!!!
ResponderEliminarJAJAJAJ
JAJAJAJAJAJJAJAJAJ