Collage del colectivo FFO |
Uno arrastra
su historia, su carga de experiencias en una mochila multicolor de fracasos,
fiestas, soledad, curiosidades sexuales, derroches amorosos, juramentos
pasionales y olvidos emocionales. Yo nunca miro todo eso. Hurgar en las maletas
de los demás es una grosería. Me basta y sobra con la piel que toco en el
presente, no indago donde estuvo o con quién, a quién amó y porqué, o qué palabras conjuró su boquita al amor de la lumbre de la ternura.
Pero hay a
quien le pesa todo eso aunque no lo lleve él mismo a sus espaldas, quien se
hace el autochantaje de caer en el juego del relativismo, del tempus fugit, de
los decires y desdecires que impone el desgaste del tiempo y se hacen cábalas y
deducciones repelentes:
Si este tipo juró y perjuró amor eterno a mi amiga y
ahora se te he visto no me acuerdo, es que su palabra vale poco o que es un
veleta cabeza de chorlito o que ama desde la insoportable levedad del ser. Me dice que me quiere como quien dice que mañana lloverá...
Si esta tía estaba enamoradísima de mi amigo y ahora
no se acuerda ni de cual era su guiso favorito o no recuerda ni la fecha de su
cumpleaños cuando antes se deshacía en arrumacos y regalitos en fecha tan
señalada es que es una chica voluble, antojadiza y superficial, que habla por
hablar y dice por decir las graves palabras que escribió la Brontë. Me dice que me quiere como quién dice ama su laca de uñas.
Con lo fácil y
auténtico que es saborear el presente, que ganas tienen algunos y algunas de
masticar el pasado recalentado y con la salsa rancia.
Hoy me hago
una dorada a la sal, primitiva y simple. Saco luego su carne jugosa en pedazos
y la ensalso con un alioli muy suave. La he hecho muchas veces así y siempre me
sabe muy rica. No hay repetición en el placer y mucho menos en los placeres de
boca, sean carne o pescado, sexo o palabras.
Solo existimos
aquí. No llevamos mochilas pesadas, ni arrastramos truculentas historias
amorosas. El presente tiene el perfume de lo que es verdadero, auténtico,
tangible, siempre nuevo. El sabor de esta dorada. Mis ganas de besarte.
cuánta verdad! y cuánta gente con ganas de amargarse la vida, doblando y desdoblando el tiempo, deshojando margaritas, buscando seres perfectos y de cristal que se rompen en cuanto se los toca... el presente sabroso y tangible, los regalos sencillos de la naturaleza, los amores poco complicados pero cómplices con los ricos alimentos... siempre hallo grandes dosis de sabiduría por aquí :)
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