¿Qué sabemos del tiempo por vivir?, apenas una sospecha,
fantasías, dudas, sueños. Sólo la certeza de que si no lo derrochamos lo
estaremos perdiendo. Sólo la seguridad de que si no lo saboreamos despacio y a
grandes trozos (igual que una tarta Tatín para merendar una tarde de invierno),
no quedará nada, un grumo reseco sin vida, un poco de tristeza podrida. Pero
hoy no te sermoneo, no te digo nada, bromeo con hacer unos ombligos de venus,
unos tortellini rellenos de morro con salsa de rúcola y foie. Me dices que tu
ombligo ya no es tu ombligo, sino otra cosa, pero a mi no me importa lo que
sea, remolino de sombra, volcán diminuto, agujero de vida, caracola de piel,
tortellini relleno de ti. Es extraño este pudor con que a veces se disfrazan
los cuerpos.
Me ayudarás a amasar el harina, los huevos, el agua de azafrán, la
sal. Luego pasas una y otra vez la bola de masa por los rodillos de la máquina
de hacer pasta. Me ayudas a quitarme el disfraz y a olvidar el tiempo por venir
mientras yo pico los morros que he cocido con vino tinto, apio, zanahoria,
puerro, cebolla, laurel, pimienta, tomillo y una cabeza de ajo entera. Tu
acabas la masa, la extiendes en la mesa y cortas cuadradillos de cuatro por
cuatro centímetros. Yo pongo una pizca de picadillo en medio del cuadrado,
enrollo y uno los extremos con cuidado para hacer los ombligos de venus. Dejo
que reposen y se sequen un poco antes de cocerlos apenas dos minutos en agua
con sal aromatizada con una ramita de romero. Mientras hago la salsa. He batido
tres grandes puñados de rúcola y unos piñones tostados en medio vaso de leche y
medio de nata. En la sartén salteo pequeños dados de foie y cuando han soltado
grasa suficiente vierto ese puré verde de rúcola encima, ligo la salsa con el
batidor de mano y ya está. Es un guisote fácil.
Sabrosos ombligos de Venus, tortellini de morro sobre una salsa
verde untuosa un poco picante. Yo prefiero tu ombligo
aunque ahora pienses que es un poco marciano. A mi que me importa lo que seas y
lo que devores. No busco cercanía, afinidad, semejanza o parecido sino más bien
lo contrario, que seas tan distinta y estés muchas veces muy lejos de mí. Sólo
me importa jugar con el tiempo en tus brazos, cocinar para tu hambre y que no
se me rompan los ombligos de venus al cocerlos, ni se me rompa el embrujo de tu
voz entre sueños. Solo me importa que te gusten estos tortellini de morro y que
me dejes jugar con tu ombligo por fin.
¿Pero dónde estaba este blog? ¿Pero existía esta delicia y hasta ahora no me ha llegado su aroma? Pues, te digo una cosa, de aquí ya no me muevo y, además, te echo el lazo.
ResponderEliminarGracias por cocinar estos manjares.
Besito.
Gracias a ti por tus versos Luna. Aprendo en ellos secretos de vivir.
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