Pintura de Malcolm Liepke |
A mi me gusta,
sobre todo, que disfrutes de morder, masticar, saborear, que no hagas asco a
nada comestible si fue preparado con cuidado y con mimo, que sonrías muchas
veces y muchas veces te ponga triste todo esto que ahora ocupa el jodido presente.
Pero ahora toca cocinar y no aliñar filosofías en torno a la realidad y el deseo. Al filetillo
de lenguado, apenas marcado en la plancha, le doy un brochazo de puré de alcachofa
que fabriqué triturando media docena de corazones tiernos cocidos a los que
añadí un chorrín de nata. Acompaño el pescado con una bola de mozzarella perfecta,
abierta por la mitad y aliñada con tomate rallado y daditos de anchoa en salazón. Una
comida rápida y buena para el alma, que de los cuerpos ya nos ocuparemos nosotros
de alimentarlos con palabras y maná, caricias y ambrosía.
Sr Gastropi, ¡me encanta la receta!
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