miércoles, 26 de febrero de 2014

MENU PARA INSECTOS PALO O RELLENITAS


Pintura de Malcolm Liepke
Nunca juzgué a nadie por el cuerpo que tuviera. Ni amé o deseé a ninguna persona en función de esa fútil variable dependiente de genes, hormonas, metabolismos y canibalismos. De otras variables sí. No hay nada más erótico que las palabras o las caricias o las dos cosas en buena armonía. No hay nada más repulsivo que un pensamiento o una idea infame aúnque la exhale una boca preciosa. Y da igual que ella sea gordita o insecto palo, baja, alta, pelirroja o morena. La belleza y el deseo siempre se esconden en otra parte.

A mi me gusta, sobre todo, que disfrutes de morder, masticar, saborear, que no hagas asco a nada comestible si fue preparado con cuidado y con mimo, que sonrías muchas veces y muchas veces te ponga triste todo esto que ahora ocupa el jodido presente.

Pero ahora toca cocinar y no aliñar filosofías en torno a la realidad y el deseo. Al filetillo de lenguado, apenas marcado en la plancha, le doy un brochazo de puré de alcachofa que fabriqué triturando media docena de corazones tiernos cocidos a los que añadí un chorrín de nata. Acompaño el pescado con una bola de mozzarella perfecta, abierta por la mitad y aliñada con tomate rallado y daditos de anchoa en salazón. Una comida rápida y buena para el alma, que de los cuerpos ya nos ocuparemos nosotros de alimentarlos con palabras y maná, caricias y ambrosía.

2 comentarios: