Tengo la
cabeza en otra cosa, como siempre, volando por ahí, por la ciudad este día de
primavera tras varios días de lluvia. El aire está limpio, transparente, lo que
en Madrid es raro.
Esta vez tengo
prisas. Cojo cuatro manzanas reinetas y les quito el corazón sin crueldad, relleno ese vacío con
dos palos de canela, las meto al microondas ocho minutos, las saco, retiro los
palos, meto en su lugar un taco de foie fresco, un minuto más al micro, las saco de nuevo, cucharada de
azúcar moreno y le doy al soplete para caramelizar. No es mal desayuno junto al
pan tostado y al zumo de naranja y papaya.
La ciudad
sigue ahí cuando salgo, recién lavada, brillante de agua y de sol. Los colegas
físicos discuten sobre si este es el único universo o hay por ahí multiversos y
en ellos otros mundos y en estos otras vidas, otro yo, otro tú. Ante la duda
saboreo aún el regusto ácido de la manzana y el dulzor espeso del foie en mi
memoria. Esta vez tengo prisas. La vida nunca espera en ningún universo.
Inenarrable :D
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