jueves, 14 de agosto de 2014

CONEJO A LA FENICIA

Villa Romana de Carranque

En honor a tus genes fenicios hago conejo en salmorejo a mi manera. Guisote ligero y sin embargo sustancioso. Fácil y entretenido. Barato y antiguo. Comer conejo de monte está en nuestra cultura, en el paladar de nuestra memoria, en nuestro inconsciente colectivo de los humildes festines. Ya fenicios, griegos y romanos señalaron nuestra rara apetencia y apuntaron algunas de las hoy extintas recetas con las que degustábamos el abundante roedor que casi era entonces un plaga. Una teoría lingüística dice que “Hispania” viene del fenicio ”i-spn-ya”, que hace dos mil años antes de Cristo significaba “tierra de conejos”.

Guisados dos conejos con su laurel, puerro, cabeza de ajo entera, tomate entero, cebolla entera, rama de tomillo, pimienta, cuatro pimientos secos, vaso de vino dulce de Jerez, aceite y sal, deshueso con los dedos su carne dejando trozos grandes y hago puré la cebolla, el ajo y el tomate.

A parte, trituro un poco de pan duro, aceite virgen, tres tomates maduros pelados, el hígado del bicho salteado, un trozo pequeño de pimiento verde, medio diente de ajo crudo, un buen puñado de avellanas tostadas, uno pequeño de piñones crudos y el caldo de la cocción suficiente para que la picada quede muy espesa y tosca. Cubro los pedazos de conejo con esta plasta y horneo hasta dorar, apenas diez minutos.

Obviando el tomate y el pimiento el guiso podría ser fenicio, griego  y hasta romano. Conseguir esta carne tan sólo requería  un poco de habilidad  cinegética puesto que era abundante y gratis en “i-spn-ya”. Me gusta tu gen fenicio, no te creas, y lo bien que conoces todos los puertos de Mediterráneo.

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