lunes, 4 de mayo de 2009

EL MEJOR DESAYUNO DEL MUNDO

Pan-Cake, en Madrid, en la calle Castelló 3
(HENRI DE TOULOUSE-LAUTREC: “Dans le lit (en la cama)", 1893 - París, Musée d'Orsay
Bueno, dos desayunos:
Uno: el que te puedes tomar en Pan-Cake, en Madrid, en la calle Castelló 3. No puedo decir nada. La maravilla, hay que ir y ser feliz. Punto.
Dos: diez de la mañana, viernes, el sol de abril se cuela por la ventana de tu dormitorio, el ruido de la ciudad, el tiempo caminando muy despacio por la vida, al ritmo de tus respiración. No me muevo. Temo despertarte. Tengo la nariz en tu pelo y huelo tu sueño, tu cuerpo, tus deliciosos cuarenta. Pero te despiertas y me miras como si regresases de un lugar muy lejano y hubieran pasado veinte años. Sonríes despacio, reconociéndome y me besas con los labios secos de dormir. Ese beso breve que nace desde un lugar muy remoto del deseo y muy cercano del amor.
No te levantes.
Me levanto yo, desnudo. Siento el fresco de la mañana, la libertad de pisar el suelo frío y que me mires el cuerpo y me hagas proposiciones que no puedo escribir.
Invado tu cocina con pudor, rebusco lo necesario y lo encuentro.
Café de Nicaragua, leche fresca, naranjas y mandarinas, aceite de Mágina, pan rústico, miel, harina, tomates de verdad, jamón…
Rallo tomate y lo mezclo con el aceite y una pizca de sal, hago tostadas sobre las que extiendo una buena capa de esa pasta de tomate y coloco el ibérico por encima. Preparo el café y mientras sube, bato la masa para hacer unos buñuelos, caliento el aceite en la sartén, hago los buñuelos y recién sacados vierto por encima unos hilitos de miel. En el último momento hago dos vasos de zumo mitad de mandarina, mitad de naranja. Utilizo para llevarlo todo a la cama un bandejón de madera prensada, dos jarritas de porcelana antigua y dos platos grandes de loza granadina, en uno las tortadas, en otro los buñuelos. He tardado en hacerlo todo solo quince minutos. Muy poco tiempo, soy muy rápido haciendo desayunos o demasiado tiempo para estar separados. El tiempo es relativo dijo Albert.
El sol de abril te da en el ombligo. Te has vuelto a dormir pero te despierta tintineo de los vasos. Sobre la cama como mesa para desayunar. Desnudos, frente a frente nos alimentamos.
Así es el mejor desayuno de mi vida. 
Leer en tu silencio y en tus ojos que todo te gusta, que todo te da hambre y te parece apetecible. Contemplar como cruje el pan en tu boca, que ricos te parecen los buñuelos, como nos reconforta el buen café y nos limpia la boca la acidez del zumo de mandarinas.
Pasa la mañana lenta y hablamos de nosotros, tan desnudos, mirándonos desde muy cerca, como solo se pueden mirar los que comparten el aire, el sueño, el desayuno y el deseo.

1 comentario:

  1. qué bien que esta ventanita a los sabores vaya cogiendo forma!! desde que me enviaste el enlace hace meses no había vuelto, pero ahora lo he leído casi todo de un tirón. qué delicioso! además, te he enlazado, con tu permiso, a mi "diario" de divagaciones que bien conoces y nutres.

    este fin de semana empezando mayo ha sido el de la explosión primaveral en Madrid y todo huele a flores, paladares, sexo e imaginación. las mañanas para dejarse llevar, las noches para navegar y desinhibirse. si no fuera tan perezoso, te copiaría tus recetas de amaneceres. pero al final, uno siempre improvisa (es que con la casa patas arriba después de la mudanza, las viandas escasean ;-)

    sigue regalándonos y que no decaiga, aunque los comentarios se hagan de rogar (los inicios están llenos de incertidumbre, pero la pasión por escribir es un virus persistente, ya sabes)

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