lunes, 20 de diciembre de 2010

COMER, BEBER, AMAR (飲食男女)

¿Comer, beber mar? o ¿comer, rezar, amar?... ¿La historia de Ang Lee o la de Liz Gilbert?...

Me siento feliz. Muy feliz. Casi siempre me siento así. Estoy sano, vivo en un país pacífico, hay gente que me quiere… ¿qué más se puede pedir? No necesito irme a la India ni a Indonesia para descubrirlo...

Con similares ingredientes hay quién guisa un rico cuenco de sopa china y quién apaña una pizza recalentada con melaza mística y ketchup.

Hay quienes se arriesgan a dejarse la piel en el sexo y quienes utilizan un polvo a modo de terapia de libro de autoayuda. Quienes hacen de la cocina una patria y quienes solo ven en los guisos calorías, engorde y toxinas. Quienes hacen del deseo, la vida y el amor una fiesta y quienes convierten amor, vida y deseo en una competición, una pesadilla o una marca de ropa fina. Opciones.

Tenemos dos películas con similar título y diferente idea del comer.

Entre “rezar” y “beber”… prefiero lo segundo. Ya lo dijo Omar Kayan en el siglo XI (eran otros tiempos). “En iglesias, mezquitas y sinagogas, sólo 
se refugian los débiles que temen al infierno.
Aquel que bebe vino, en su pecho no siembra
la mala semilla del ruego y el espanto.” Pues eso (y suerte tuvo Omar de nacer en el siglo XI que si nace ahora le dan de h...)

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