jueves, 21 de marzo de 2013

PIMIENTOS FRITOS



Primero freímos unos pimientos verdes cornicabra en mucho aceite. Escurrimos los pimientos y salamos. En ese aceite freímos un par de huevos. Hay que comer este desayuno con buen pan y un un chato de vino fresco tinto. 

Escribía entonces en una máquina que saltaba la “r” muchas veces, r de río, revolución, risa, revuelto, rana, roca, resina, rumor, renacuajo, rubor y rostro. Era abril y me bajaba al cuarto de los trastos donde había polvo, silencio, libros abandonados, mi bicicleta, cartas de amor antiguas, arañas, cajas llenas de cosas misteriosas, juguetes rotos. Después, detrás de las palabras, estaba el río, su agua fría, transparente, limpia, donde sentir el cuerpo de otra forma y los sábados una verbena grande con música ochentera y una cerveza muy marga y muy rica para beber al lado de M. Luego, el domingo, de mañana, con resaca y el grumo algodonoso de haber dormido solo un par de horas y el amargo sabor de otra noche perdida y otro viaje aplazado y muchas palabras no escritas por faltarme la “r”, desayunaba huevos y pimientos verdes fritos en el patio, bajo la parra, con mi abuelo, teniendo de horizonte la pila grande de piedra llena de agua en donde metía la cabeza para despejarme del todo y una buganvilla como horizonte. Él me hablaba a veces de Madrid, de ese Madrid de los felices veinte y de los treinta de antes del desastre, el Madrid de los cafés, la Chelito, su pulga, la vida siempre llena de sus calles.

Y me vine a Madrid. Abandoné la máquina sin “r”. Bebí en el Elígeme y en la Vía Láctea, el Barbieri, el Avión, el Comercial, la Princesita, el CasaPueblo... derroché mucho tiempo y toda la memoria. Pero a veces desayuno huevos y pimientos verdes fritos con buen pan y sueño con tener una buganvilla grande. Hijo, viajando de vuelta del domingo, te cuento de memoria como era aquel Madrid de los últimos años de la movida y el de Fernando y Teodoro, tus bisabuelos. El tuyo, el de hoy, ya es otro muy distinto. No hay nostalgia de nada.

Ahora desayuno huevos fritos con pimientos, en silencio, solo, como quién viaja muy lejos y toca la intemperie.

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