lunes, 23 de diciembre de 2013

ALBONDIGAS CON SEPIA


Foto: Matilda Landsberg

Me dices, “vete preparando, que tu eres medio brujo, hereje, judío, converso, moro, masón, gitano, cocinilla, anarquista, hedonista, escritor... ya huelo la chamusquina, vas a la hoguera fijo, esta gentuza va a por todas” y luego te pones a cantar “yo pisaré las calles nuevamente” mientras yo estoy cocinando unas albóndigas con sepia. Y continuas “eso eso, tu sigue en la indiferencia como si no fuera contigo, pero cuando te metan la tea por el culo ya será tarde”.

Pico la carne de las gambas y la del secreto ibérico junto con la miga de pan, el diente de ajo, la guindilla, la pimienta blanca, el comino y el perejil. Añado un huevo batido y voy amasando las albondiguillas que luego enharino. Tu sigues a lo tuyo, calentando el ambiente.

Ya sabes que todo es política y si les dejamos seguir con la coartada de los votos te van a cortar las dos orejas y el rabo, para que no escuches ni folles. Es como aquel crimen de Munich, estaban los dos amantes en la cama y ella le dice a él, hazme lo que quieras, y el tipo comenzó a cortarle en pedacitos con un cuchillo eléctrico de cocina. Joder, hay a quien le dices, “hazme lo que quieras” y se piensan que tu cuerpo es un filete ruso. Pues estos lo mismo con el tema de los votos. Creen que “hazme lo que quieras” significa que pueden amputar todo tu cuerpo y toda tu libertad y tus derechos sin anestesia. No te jode, se nota que han ido todos a colegios del Opus, que no saben interpretar las palabras de una en la cama o en la política.

Y mientras sigues enumerando tu cabreo me ayudas a freír las cabezas de las gambas, cuelas el aceite y doras en él las albóndigas. Luego las retiras, pones un poco más de aceite y doras también la sepia. Yo acabo en silencio el picadito de cebolla y tomate para hacer el sofrito en ese mismo aceite.

No te rías, ¿no te das cuenta de lo que están haciendo?. Ahora se han comprado hasta una tanqueta de esas del chorro de agua que si te da en la cara te saca los ojos, no es metáfora, cuando una jubilada en una manifestación se quede con los ojos colgando, dirán, uy cuanto lo sentimos, pero el orden es el orden. 

Machaco en el mortero unas almendras, perejil, pan tostado, piñones, avellanas, ajo y añado un chorro de jerez. Sumo la picada al sofrito, la sepia tierna, las albóndigas… Le dices que este guiso es del bueno de Pepe Carvalho. Ella se ríe y te llama tonto, inconsciente, comodón, plagiador.
Tras comer salís juntos a la calle, a pisar las calles nuevamente.
Te digo, habrá que llevar un poco de champú, por si nos da el chorro de agua, aprovechar, ¿no?

Va por ti Manolo, va por ti Carvalho. 
Y por tí, Astrid Menasanch Tobieson, gracias por el artículo.

http://feministisktperspektiv.se/2013/12/21/rompamos-el-silencio-sobre-lo-que-sucede-en-espana/

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