domingo, 8 de agosto de 2010

FOTOGRAFÍAS RECORDADAS MIENTRAS GUISO

(Ilustración de Miguel Rodríguez)

Guisas para todos una buena cazuela de pollo con verduras. Primero dorar el pollo. Luego en ese aceite hacer el sofrito de cebolla, tomate, pimiento, ajos, laurel. Aún hay sombra en el jardín. Te has levantado tarde. Todos se han ido a la playa. Después añades el pollo dorado antes, el vino, las hierbas y dejas que se haga muy despacio, sin tapar. Te da tiempo a escribir lo que no se te va de la cabeza. Te sientas con un café debajo de la palmera, a la sombra del seto y te pones a Mark de música de fondo aunque al rato ya no escuches, sólo escuchas el ruido del mar en la memoria y su voz.

Mírala. A la legua se ve que está muy enamorada, en sus ojos color de algas, en su sonrisa primero cerrada y luego tan abierta, en su piel morena, en la brisa del mar enredando su pelo. Bellísima así, porque nada nos pone más guapos que el amor y eso se nota, lo notan todos. Imposible transmutar el amor en una crema, perfume, tejido por mucho que quieran engañarnos. Esa belleza nace de lugares muy escondidos, es una mezcla de desnudez, libertad, arrogancia, pasión, alegría. Mírala. Que cosas será capaz de decir en voz baja, imposible imaginarlo pero sientes un escalofrío solo de pensar en esas palabras. Y qué cosas será capaz de decir en voz alta, allí, en ese momento, junto a ese mar. Esa clase de belleza no se olvida, se nos clava en la memoria, se enreda en sus rocas, crece y crece hasta llenar sus muros como la madreselva. Mírala. No te cansarías nunca de mirarla. Puedes hasta olerla aunque esté tan lejos, aunque haya tanta distancia, tanta vida, tanto tiempo entre este ahora y ese antes, aunque sea sólo una fotografía. Puedes olerla. Huele a vida. Ese olor que buscabas siempre, ese olor que te volvía loco, ese olor tan raro. Huele a vida y a alegría y a mujer valiente.

Tú no estás allí. Nunca estuviste. Tal vez perdido en algún rincón muy cerrado de sus recuerdos en los que ya no merecía la pena entrar. Pero no te importa. No merecías estar allí y ahora no sabes ni siquiera si mereces estar mirando esa foto, cerrando los ojos para ver un poco más allá, asombrado aún, deslumbrado por mucho tiempo, sobrecogido por todo lo que nombran sus ojos, lo que ven y por ese olor intenso a mar y a amor y a ella. Mírala. Es ella, tenías el mundo entero para ti entre sus manos. No es retórica, ni metáfora, ni sueño, el mundo entero. Tú mundo entero.

Pronto cumplirás cuarenta y cinco. Te asombra seguir vivo. El pollo ya está hecho. Te largas de la casa y caminas por las dunas mucho tiempo. Hace calor. Te metes en el mar, flotas, cierras los ojos. Imposible dejar de mirarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario