viernes, 6 de mayo de 2011

GALLO, CALABAZA Y ESPERA

(Foto de Luminosity) Espera un poco. Yo no espero. No se si me merezco un día tan bello o cuantos merezco o hasta cuando, pero el presente es un regalo. Ir y volver. Quisiera decirte que no viajes muy lejos, que no te pierdas, que tengas cuidado. Pero nunca lo digo, además yo suelo perderme, caerme, arriesgar, irme un poco más lejos o más profundo.

Espera un poco. Yo no espero. Además, esta vez, cuando vuelvas, no te voy a dar tiempo a que nombres los días sin tus manos.

Mientras tanto, con la memoria en la cocina del Atlas y mis lecturas infantiles de Tartarín de Tarascón convoco la pasta brick. Del recuerdo de la cocina Normanda traigo una crema de calabaza con mantequilla y pimienta. De una tasca pequeña de Muxia rescato unos berberechos gordos que tenían el mar entero dentro. Ya sabes mi fácil truco de meter dentro de la brick todo lo que me gusta. La calabaza picada se ha ido haciendo despacio en un buen dado de mantequilla que luego he triturado a conciencia. En cada saquito de pasta meto una cucharada de puré de calabaza y cuatro berberechos recién abiertos. Frío y doro cada saco de pasta brick que serán esta vez la guarnición de un filete de gallo generoso que el pescadero me ha desespinado. Un pescado plano no necesita de cremas, salsas ni mejunjes, vuelta y vuelta a la plancha con un chorro de aceite y la sal justa.

Espera un poco o te quemarás la lengua. Yo no espero y meto la mía dentro de brick crujiente de tu deseo. Nunca queda vida suficiente.

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