(Fotografía de Gravekiss)
No hay amor sin ternura, deseo, admiración y misterio.
No hay cocina sin cariño, saber, tiempo, intuición y misterio.
Misterio en quién amamos. Misterio en la receta.
El misterio es no saber, desear saber y no hacer nada por saber o destapar ese misterio. Secreto y la magia son sus ingredientes, además de un poco de sal y de pimienta.
Hay quién no lo soporta, quien desea y exige saberlo todo y conocerlo todo del otro, su pasado, su presente, su probable futuro…, Que te gusta, que no te gusta, quienes fueron tus amores, cuales son tus fobias, que parte de tu cuerpo cambiarías, porque no soporta el hígado empanado, que harás si sale mal, que harás si sale bien... Hay quién piensa que si guardas secretos en tu corazón o de un guiso es que escondes una trampa, una infidelidad, un ingrediente vergonzoso.
Y hay a quién no le importa que guardes tus secretos o tus misterios o tu poquita magia. ¿porqué saberlo todo?, ¿porqué necesitar saberlo todo?, ¿porqué esa voluntad y esa obligación de exponer a la luz todo lo que somos o no somos?... Huyo de las diseccionadoras, las analizadoras, las amantes de la autopsia y el rayo X. Me gusta que te guardes de ese guiso tan rico el secreto que le hace realmente delicioso. Me gusta que no me lo digas todo, que tengas tus secretos y que sean muchos y grandes y remotos, que en este mundo de exhibicionismo y ciencia, tengas muchos lugares en tu vida y en tu corazón que son para mi desconocidos.
Soy curioso, muy curioso, soy científico, quisiera saberlo todo del mundo, me interesan casi todos los temas de casi todas las ciencias, pero no quiero saberlo todo de ti. Quisiera tocarte, escucharte y sentir que ahí delante hay mucha penumbra desconocida, muchas tierras ignotas, mucho cielo lleno de galaxias aún sin nombre.
Tiene su secreto el sencillo café con cardamomo, las lentejas de Abraham, la tarta Tatín, el romesco, los huevos fritos, mi salsa holandesa… Tiene secreto un beso a distancia con la mano que nos llega dentro y caliente, esa sonrisa muda mientras te alejas de nuevo por la ciudad, esa caricia que insiste en probar si suena por fin mi voz.
No me cuentes tus secretos, deja que invente, suponga, imagine, fabule, sueñe. No te diré jamás porque me sale tan bien este suquet. No me digas jamás que ves de mi cuando, otra vez, te alejas.
Cardamomo: me pregunto por el misterio que hace que de pronto aparezcan palabras sonoras que evocan olores, sabores y cargan con un aluvión de emociones placenteras.
ResponderEliminarA veces solo tenemos las palabras. En ellas se agarran nuestro orgullo, nuestra arrogancia, nuestra belleza cuando no hay nada más, cuando el mundo es desierto.
ResponderEliminarUn amigo me dijo:
ResponderEliminara veces las palabras cambian el mundo
Durante muchos años dejé de creer en las palabras.
ResponderEliminarLuego volví, como se vuelve al lugar donde fuiste feliz y al volver descubres que ha cambiado en parte y en parte sigue igual a lo que guardas en tu memoria.
Hoy vuelvo a creer en las palabras, no con fe sino con hambre y porque, es verdad, las palabras, a veces, cambian el mundo.