jueves, 16 de junio de 2016

CEREZAS Y SONRISAS


Hago caso a Celaya en eso de mancharse. él no me hubiera perdonado hoy la asepsia o la neutralidad fingida en momentos como estos.

Camino por la calle despacio, saboreando un asombroso día frío de Junio. Veo en las fruterías cerezas grandes y jugosas y recuerdo la pataleta alucinatoria de Antonio Elorza en El País acusando a Podemos de “Leninistas”. Sonrío ¿Qué partido no utiliza las viejas estrategias y praxis de aquel calvo cabrón? Parece que Elorza, como otros tantos santones de la teoría política, sienten celos, envidia y rabia al descubrir que estos chicos y chicas, profesores precarios en su día, treinta años más jóvenes e ¿inexpertos? que ellos hicieron sus análisis de lo que estaba pasando en España y tomaron decisiones más lúcidas y acertadas que ellos, que nunca se atrevieron a probar “a tocar el cielo”, preferían el hurgueteo en los santos lugares de la izquierda desactivada, los pesebres suaves del Estado y no exponer sus flácidos culos teóricos al riesgo de la calle y la intemperie.

Sólo Belén Barreiro, valiente, lúcida y mujer, se atrevió leer el porvenir y advertir en el ya lejano 2012 que el Emperador estaba desnudo, los cimientos de los partidos podridos y que a millones de personas les estaban destrozando en silencio la vida y el futuro. Sólo ella escribió que Podemos estaba ya naciendo y que sería gobierno en el 2016. Olé tía.

Vimos ayer “Política, manual de instrucciones” de Fernando León de Aranoa y salimos de allí con la certeza de que los chicos y las chicas de Podemos (y los mayores) les daban cuarenta y cinco mil quinientas vueltas a toda la enorme panda de asesores, sociólogos, politólogos, estrategas y demás brujos a sueldo de lujo del PP o del PSOE. Que ellos solitos, sin más apoyo que la gente afín habían roto para siempre esa pax terrible que el establishment, las élites del poder, la casta, la mafia económica, habían organizado para encerrar a millones de personas en un país arrasado por la corrupción, la especulación y la ignominia más chulesca. Tras la peli es imposible no comparar a Rajoy, Sánchez o Rivera con ese crío llamado Íñigo y entonces te da la risa floja, no hay color. A Mariano, Pedro y a Albert se les ven los cartones en los gestos y en las palabras y a Errejón sólo se le ve la brillantez más fresca, incisiva y veloz, también su perplejidad y su asombro mientras está viendo el "debate a dos" de las anteriores elecciones y descubre que las voces de Rajoy y Sánchez podrían ser intercambiables… Sólo leer los eslóganes de campaña ya da grima “a Favor” del PP, “un sí por el cambio” del PSOE o “tiempo de acuerdo, tiempo de cambio” de Ciudadanos suenan tan huecos como las cabezas de los asesores y marketinianos que los han parido para vender su humo.

Es evidente que ese documental es ya un documento histórico de primera y que las elecciones que vienen son el comienzo de una transformación importante y positiva para mi jodido país. Las máquinas del fango producen a toda pastilla su mierda contra Podemos y los partidos viejunos han aprendido parte de la lección pero ya no tienen tiempo de hacerse un Gatopardo.

Leo su programa, les escucho y sus propuestas son de lo más sensato y hasta "conservador". Aún así me gustan, aún así sonrío.
Vivo estas semanas la enorme ilusión, pueril, utópica y solitaria de que gente afín se ha atrevido, ha trabajado y va a ganar, aunque el PP saque más votos y el PSOE algunos menos, ya han ganado de hecho. Hemos ganado. Es ahora o nunca. Así que me compro un puñado de cerezas de las gordas y me las voy comiendo por la calle, caminando despacio, con los ojos brillantes, preparado porque yo sé bien que siempre todo se tomó en este mundo “por asalto, jamás por consenso”. Sólo hace falta leer sobre las pequeñas o grandes luchas y logros sociales que se consiguieron en el siglo XIX y XX. Y el asalto es estos días ir a votar. Por asalto tomo tu corazón, dejo el consenso para el sexo contigo.
Sonrío.  No sé si es “la sonrisa de un país”, pero es la mía...

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