jueves, 9 de junio de 2016

MOCHI DE CORDERO PARA LEERTE

Foto de: http://fwpdreams.blogspot.com.es

No hay nada más placentero que un buen libro (o casi) también alegra el hambre hacerte unas pequeñas albóndigas de cordero rellenas de torta del Casar. Se trata de un plato opulento, excesivo, gargantúo y pantagruélico, para gente carnívora y quesívora que ama de los sabores grasos y los olores potentes, que no tiene remilgos para leer las páginas intimas y templadas de la vida.

Imprescindible un buen corderito, un cordero lechal de Extremadura, que son de ganadería extensiva, ecológica, que nunca comieron otra cosa sus madres que hierbas y rastrojos. Una pierna o una paletilla deshuesada nos sirve. Picamos bien la carne y sus riñones  y la mezclamos con casi nada de comino y de ajo, sésamo tostado, perejil muy picado, otro poco de menta, un huevo y una cucharada de harina. Hacemos las bolas como su fueran mochis japoneses, aplanando cada albóndiga en la palma de la mano y estirándola para hacer un disco fino. Luego colocamos en el centro una cucharada de torta del Casar recién salida de la nevera y hacemos pequeñas rotaciones en la palma de la mano, despacio, como si fuera un capullo, para ir cerrando por los lados la bola. Es importante cerrar bien los finales con pequeños pellizcos y luego un amasado delicado para que la albóndiga quede perfectamente esférica. Cuanto más pequeñas mejor. Pasamos por harina y freímos en una sartén honda y con abundante aceite.

Cuando mordemos este mochi corderil reventará en nuestra boca el sabor de la torta del Casar y masticar será casi tan placentero como leer un buen libro. Imprescindible un tinto del Guadiana y una cama de latón grande, alta, ancha y con sábanas frescas recién puestas para seguir leyendo, el libro de la vida que escondes en tus páginas de carne.

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