jueves, 30 de junio de 2011

SERT EL GOLOSO

Echo de menos a Revel, Montalbán, Domingo, Luján, Camba, Cordón, Pla… Aunque hoy hay muchos y buenos escritores gastronómicos, (uno de los fijos en mi lista del presente es Miquel Sen), la prueba del nueve de su valor es el tiempo. Lees a esos tipos estupendos y que escribieron hace un montón de años y sus textos se mantienen tan frescos. Lees en cambio a otros de gran fama y pompa, repasas sus críticas en la prensa de hace diez o veinte años y suenan a cartón piedra, huecas, sosas, resecas. Eso hice este fin de semana en revistas con fechas tan remotas como 1993.

Me gustó mucho el libro que escribió hace poco Francisco de Sert Welsch, titulado “El Goloso”. Él se define “gordo de espíritu” porque le gusta “comer, fornicar y gozar de la vida”. Me hizo feliz su lectura, una particular historia de la cocina.

Trascribo un fragmento de una de las muchas entrevistas que le hicieron tras la presentación de su libro:

- P. Qué pediría para su última comida?

- R. De entrada, sorbería unas docenitas de ostras bien grandes, de esas que te rebosan y gotean por la comisura de los labios... Es que para disfrutar, ¡hay que marranear...!

- P. Vale.

- R. ¡Hay que ser guarro en la comida y en el sexo, o no tiene gracia! Los cubiertos ya nos han hurtado el sentido del tacto en el comer, como el condón en el joder... En fin, me comería luego una becada al límite de la putrefacción, con su explosión de olores, rellena de trufas (receta de Dumas), mórbida, deshaciéndose en la boca, aaah...

En este mundo aséptico y cauto me cae bien un tipo así. Su único defecto es que es Conde. Todo un señor Conde, un excelente escritor, un goloso, un tipo estupendo. Me apunto a las ostras y a la becada.

4 comentarios:

  1. Una alegría encontrar un sitio como este.
    Enhorabuena por tu trabajo. Desde ahora mismo tienes un fiel seguidor en mí.
    Permíteme recomendarte una lectura que, con toda certeza, te ha de gustar: "Una cena con Calígula. El libro de la cocina depravada."
    de Medlar Lucan y Durian Gray
    Lo publica Alba editorial, Barcelona 2007.

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  2. Gracias Valdomicer. Conozco ese "loco" libro, me reí mucho con él. Es difícil recuperar "memoria" de la cocina antigua, romana por ejemplo, en la cocina de hoy, pero algo queda. En cuanto a la cocina "políticamente incorrecta", me sirven los platos de caza (de "animalitos" cazados por mi) o unos gazpachos manchegos o un cocido bestial en el que pringar pan en el tocino cocido sin ningún miramiento...

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  3. Es curioso como a veces la intuición no falla, estaba mirando los blogs que sigue Su de "Webos fritos" y me llamo la atención su apartado "Lecturas" con un único blog. Me llevo a tu ultima entrada del 12 de ese mes, seguí leyendo por orden, cuando llegue a la tercera empecé a recordar a mi padre y pensé "no sé quién es Gastropitecus pero este glotón tiene que conocer a mi padre". No puedo leer tus 6 años de blog en un día pero lo haré poco a poco como si se tratara de un buen estofado. Me hace feliz haber encontrado tu blog, me hace feliz saber que mi intuición no me fallo. Yo también lo echo de menos. Una abraçada.

    Laura Domingo.

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  4. Echo de menos a Xavier Domingo, al que leí y leo muchas veces. echo de menos su finura, su desparpajo y su deliciosa falta de diplomacia, pero no basada en ocurrencias sino en una cultura grande y heterodoxa. Hace poco releía y disfrutaba "la mesa del buscón". Me gustaría imaginar lo que diría hoy de la cocina tecnoemocional por ejemplo. Sus tesis están más vivas que nunca, sobre todo ahora, tras la resaca de la crisis, sus loas al producto sin afeites y su aplauso a las recetas que han logrado anclarse en la memoria sin añoranza, pero con hambre, con ese atractivo sin trampa que implica pensar en un guiso y decir "tengo hambre de...." , "repetiría un plato de..."
    Eché de menos sus libros que una exposición que hubo hace tiempo en la Biblioteca Nacional, sobre todo porque en la exposición faltaba eso, la filosofía de los "grandes glotones" como Xavier Domingo. No tuve el gusto de conocerle en persona pero aprendí mucho con él, lo sigo haciendo, admirando su forma de escribir. Un abrazo. R.

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