(Ruinas de Ampurias) Últimos días de agosto. El tiempo se nos escapa entre los dedos como el mar y los ríos donde nadamos siempre contracorriente. Es tiempo de tortilla de patatas que yo aderezo en salsa, con un guiso marinero.
El olor de la tortilla de patatas se mezcla con el pochado de la zanahoria, la cebolla, el poco de apio y puerro y pimiento rojo. Añado a las verduras cuatro mejillones limpios recién abiertos y tres gambones pelados crudos. Paso la salsa, añado media copa de Sauternes y coloco encima la tortilla a medio hacer. La pincho varias veces con un tenedor para que penetre la salsa. Cuatro minutos por cada lado y lista. Tortilla guisada para comer contemplado el golfo de Roses, acompañada de una cazuela de mejillones abiertos con un vapor de limón y mojamos todo con un cava helado y seco de la tierra.
El verano tiene la consistencia de la piel deseada y el sabor del mar y esta tortilla y el vino frío. Se va derrumbado Europa, pero lleva cientos de años desmoronándose en sucesivas catástrofes y crisis. La tortilla de patatas nos salvará muchas veces del naufragio. Esta o cualquier otra. “Los Mercados” comen foie, huelen cocina tecnoemocional y hacen dietas de adelgazamiento en secretas clínicas Suizas. “Los Mercados” se ciscan en los gobiernos gracias a las lavativas de café orgánico que les meten con delicadeza las enfermeras y las caviar de melón que se tragan en El Bulli. “Los Mercados” son los bárbaros de hoy y no entienden de la humildad fastuosa, sostenible, arrogante de una tortilla de patata en salsa, poco hecha, devorada despacio y con tristeza, pero con una tristeza entre sonrisas, optimista, resistente, nuestra. No es tiempo de champán pero el cava está bueno, el mar limpio y bronco y la piel que habitamos es la nuestra, vieja piel de europeos nómadas, mil leches, anticuados, glotones, reacios a las cirugías estéticas y a las dietas hipocalóricas. La crisis irá a peor hasta que alguien cuelgue a los mercados del palo mayor para que se sequen como los pulpos secos y dejen de joder.
Tortilla resistente, dulce, marina, barata.
Mi madre hace una tortilla guisada salvajemente buena, le imprimo tu post me apetece que lo lea, por si quiere darle un día tu toque.
ResponderEliminarLas tortillas guisadas son recetas extintas. Podría ser una línea de negocio para las tortillas industriales que ya pueblan los lineales de los supermercados. Me sale el truculento investigador de mercados que llevo dentro.
ResponderEliminarMi abuela, por estas fechas, hacia una salsa con pimientos triturados y tomate, ya que había cientos de hectáreas pimenteras en La Vera, pero no escribí la receta y la he perdido. Era muy rica...
Que pena...a ver si hago una prueba y te la llevo en un tupper a ver si sabe as sabor de la abuela,
ResponderEliminarte imaginas?