miércoles, 16 de febrero de 2011

UNA RECETA A LA MANERA DE ISAK DINESEN (PARA SANTI SANTAMARIA)


Dice mi paisano Javier Cercas en "Soldado de Salamina" que: la memoria es el cielo de los que no creemos en el cielo".

A la memoria de Santi Santamaría.
Cocinero. Gran cocinero.
UNA RECETA A LA MANERA DE ISAK DINESEN
"La cura para todo es siempre el agua salada: el sudor, las lágrimas o el mar". (Isak Dinesen)
Desayunar un té fuerte y rojo, una tostada con buena mantequilla normanda y mermelada de cerezas del sur, zumo de papaya y mandarina mientras amanece. ¿llegará ella hoy?.
Acaricio las hojas tiernas de los robles con los ojos cerrados y huelo despacio la lluvia sobre el bosque caminando feliz, respirando estas primeras tormentas. Así son los recuerdos, hojas verdes y frágiles, olor a vida húmeda que el sol deshace pronto. Sin embargo las palabras a veces nos cuidan, protegen la vida secreta y el tacto de los bosques que hay en ti. Tu forma de mirarme. Era feliz también entonces abrazado a tu espalda, con los ojos abiertos, flotando en tu respiración, esperando a que te despiertes para proseguir nuestro viaje hacia las auroras boreales que una vez soñamos convertidos en otros, cartógrafo y aventurera.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces. A veces me hablaban de ti y yo aparentaba no atender, nunca les preguntaba, seguía saboreando el café o extendiendo despacio la mantequilla por la tostada sin que me temblase el pulso. O eso parecía. Sin embargo, dentro de mi, unas manos invisibles tomaban tu nombre y todo cuanto decían de ti y lo llevaban hasta la casa soleada de mi dicha para mirar todo aquello como quién contempla de cerca unas piedras preciosas y raras.
El tiempo ya no me da miedo, pero su sombra acecha muchas noches, es una hiena rabiosa ávida de belleza que masticar a la que yo apunto con mi Mannlincher para que nunca se acerque a ti. Sin embargo sé que el tiempo y su viento a ti no te secarán nunca el brillo de los ojos, ningún simún podrá desgastar tu alegría tranquila, ninguna hiena alcanzará tu rastro. Si, ha pasado mucho tiempo y me dirás, tal vez, que ya no eres la bruja que atraviesa el invierno para bailar sobre las cortinas deslumbrantes de aquellas auroras boreales. Pero te equivocas, cada palabra que te toca, hasta las que no lees, cada voz que guardes de mi te cuidará de las hienas, los vientos del desierto, los eclipses. Nada morderá tu vida. Eres hoy, mientras te espero, gacela bailarina, halcón veloz, brisa de tormenta, ladybird posada en mi dedo, siempre con ganas de emprender la marcha y volar libre, dentro de su sueño. Tú y yo sabemos porqué cura siempre el agua salada, las lágrimas, el sudor o el mar.

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