jueves, 12 de mayo de 2011

PATATAS CON COSTILLAS Y ALMEJAS

(Pintura de Federico Zandomeneghi)
Imagino que duermes como esta mujer de Zandomeneghi.

¿Qué borran los días?... los días que pasan despacio, los que no tienen un nombre, lo que no nos hicieron sentirnos reflejados en la caricia deseada o en la palabra que llega de lejos y nos lame la nuca. ¿Qué borran los días que no llegaron a ser nuestros?, aquellos que ni siquiera terminamos compartiendo cerveza fría y despedida.

He guisado costillas de cerdo tiernas, adobadas, que luego, ya bien cocidas, he deshuesado. Tamicé más tarde el caldo para cocer en él unas patatas buenas, peladas y rotas para que hicieran el caldo espeso. Laurel, un poco de cilantro, pimiento en dados y en dados, sin pepitas, un tomate. Abro al vapor del caldo unas almejas que añado sin su concha a esta sopa fuerte y también la carne de las costillas. Me sirvo en un cuenco de barro, soplo el calor y como el guiso con una cuchara de palo sentado al primer sol de mayo. Se mezclan en mi memoria la carne melosa, el pimentón intenso, la bofetada de mar de las almejas, el verde soñado del cilantro, el ácido primaveral del punto de tomate. Muerdo una guindilla verde en vinagre. Cierro los ojos. Náufragos quizá, nómadas tal vez, siempre ligeros de equipaje porque sabemos que no hay más tesoro que la memoria, pero no la que coge polvo en el pasado, arrumbada, muda y traidora sino la otra, la memoria fresca que comparto contigo y contigo construyo para luego servirme un buen cuenco caliente y comer con cuchara de palo y mirar como este primer sol de mayo prende en tus ojos verdes.

¿Qué borran los días que son nuestros? Todo lo que duele.

2 comentarios:

  1. Pitoniso, resulta que anoche saque unas costillas en adobo casero que guardo con esmero y esta tarde cuando llegue del trabajo haré con patatas guisadas, que les encanta a mis hijas, al final frió un huevo hasta que la yema está cuajada, lo machado en el mortero a modo de majado y lo añado a la salsa en el ultimo hervor.
    Y si..necesito olvidar el dolor.

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  2. Mi madre me hizo el domingo una humilde sopa de tomate (lleva cominos) extremeña. Me pierde la cocina ¿antigua?, ¿del subdesarrollo?, ¿de subsistencia?... durante mucho tiempo había pudor en preparar ese tipo de platos en mesas burguesas. Eso del huevo frito majado y machado no lo hice nunca, suena muy bien.
    No se puede olvidar el dolor, lo sé, pero si tocas felicidad se compensa.

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