Le digo al viejo: son tiempos de patatas, después de haber
comido por encima de nuestras
posibilidades, de haber vivido por
encima de nuestras posibilidades, de habernos emocionado y amado por encima de nuestras posibilidades
tantas veces. Hoy sólo nos quedan las papas.
Preparo un guiso
de patatas con unas setas salvajes, un poco de cebolla y unas costillas de
cerdo. Por suerte también tengo
una memoria por encima de mis posibilidades y recuerdo las recetas del hambre,
de aquel tiempo remoto que nos contaba la abuela. Este plato sale a un euro por
comensal, siempre que hayas vivido por encima de tus posibilidades, claro. Yo
tengo suerte, las papas, los tomates y las cebollas me las ha regalado, los
edulis los cogí el domingo en los bosques de robles y castaños de la sierra y
las costillas las he comprado en el mercado y son muy baratas.
Sofrío las
costillas con un poco de ajo y pimentón. Las retiro y añado la cebolla muy
picada. Cuando está algo pochada vuelvo a poner las costillas, el laurel, un
machado de cominos con un tomate
troceado y el agua. Cuece el guiso despacio, durante media hora y añado
entonces las patatas cortadas en trozos irregulares. Luego otra ración de fuego
lento y a esperar.
Al final,
cuando está la carne tierna y deshuesable , marco los boletus en la parrilla,
bien salpimentados, cortados en daditos pequeños y lo añado al guiso un
instante antes de servir. Es un plato para comer con cuchara un día de frío.
Los que siguen
viviendo por encima de sus posibilidades y siempre han vivido así comen otras
viandas más selectas, caras y delicadas y utilizan también palabras más
selectas y finas para describir este desastre del que siguen disfrutando aunque
haya sido ellos los responsables.
A veces viene conmigo el viejo a pescar truchas o a comer de mis guisos
o a discutir contigo de poesía. Sonríe cuando le cuento la cháchara de estos
gangsters que dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y que
le van a recordar su exigua pensión.
A veces, a media mañana, en el bellísimo
torrente, sentados justo al agua, o antes de saborear estas riquísimas papas
guisadas, o parado en medio de un perfecto verso de Cernuda, el viejo pregunta:
¿qué estarán haciendo ahora los ricos?
Y sonríe.
Si sofrio la carne con el pimentón ¿no se quema el pimentón y amarga? Siempre se lo he puesto al final, he dado solo unas vueltas e inmediatamente algo que aporte agua para que no se queme.
ResponderEliminarUn día de estos, pero con tu permiso, tengo que preguntarte por un libro que me ronda por la cabeza hace un tiempo, por si lo conoces.
Por cierto, tu hijo se te parece pero es bastante más guapo.
Ya sabes que mis recetas son algo imprecisas y te pido perdón por ello. Te digo: las costillas tienen que ser muy tiernas y eso no es fácil de encontrar, pregunta a tu carnicero de confianza, además es importante que tengan poca grasa porque sino el guiso quedará pesado, mejor si son costillas de cerdo ibérico (no son mucho más caras y merecen la pena). A mi no me gusta comprarlas ya adobadas por lo tanto el ajo y el pimentón de la receta serían un "adobado" previo que hago con: tres ajos muy machados, media cucharada sopera de orégano seco y una entera, rasa, de pimentón. Añadimos en el mortero medio vaso de aceite de oliva, removemos todo bien con una cuchara y luego lo volcamos en una fuente este machado junto con las costillas. Las remueves con las manos y las dejas un rato en este aliño. Es entonces cuando las doras un poco, y añades el agua. Así el pimentón no se quemará y no amargará.
ResponderEliminarGracias por lo de mi hijo Guillermo. Si, es muchísimo más guapo que yo, y más divertido y chistoso. Es un gran tipo.
Muchas gracias por las explicaciones, ahora me falta ver si consigo por donde vivo unas buenas costillas de cerdo ibérico.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de las recetas imprecisas, no te preocupes estoy acostumbrada a las recetas de mi madre: una pizca de esto, un poco de lo otro…cuando empecé a cocinar ella me las daba por teléfono y yo le insistía en que eso cuanto era ¿una cucharada? ¿media?, ¿un trozo de cebolla es media cebolla grande o pequeña? y su respuesta siempre la misma, “lo que tu veas” Ahhhhh….si no había cocinado eso en mi vida ¿Cómo iba a calcular lo que yo vea? Ya le he pillado el tranquillo a la cocina, más o menos porque mis guisos no se acercan a la maestría de los suyos ni de lejos. Pero no se me da mal. Este fin de semana he estado ojeando “El libro del saber culinario” de Joaquín Pérez Conesa, y como él dice la cocina es imaginación y experimentar con ingredientes y sabores, y en eso he salido a mi madre, me gusta probar y experimentar
Experimentar es bueno y divertido, si. Pero también seguir con fidelidad una receta y conseguir el sabor recordado. Cada cual puede tener su punto y su "ojo", pero muchas veces "el arte por el arte" en la cocina no llega a ninguna parte. En cambio, ser a veces "conservador" y buscar y seguir con ciencia y fidelidad los pasos de un o una gran cocinera, enseña mucho. Hoy, ser así, lejos de ser carca, es bastante revolucionario.
EliminarInnovar sin olvidar.
He descubierto tu blog, y lo estoy disfrutando, me quedo como seguidora, y buceando un rato por esta playa en la que la corriente de la blogosfera me ha varado. Besos
ResponderEliminarMuchas gracias Sopa B., que la playa te sea amable y confortable por mucho tiempo...
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYo hago unas patatas más económicas aún, la receta era de mi abuela y las llamaba "patatas en ajopollo" porque la carne solo la lleva en el nombre. Cuando quieras te paso la receta. Besos
ResponderEliminarGracias Pepa, conozco la receta, pero seguro que la de tu abuela es mejor, así que pásamela.
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