(Ilustración de Claude Velinde)
Muchas veces volamos y soñamos sobre las ciudades en las que fuimos felices y sobre los libros que nos hicieron mejores.
Llegó de París. ¿cuántos años ya de amistad con ella?. ¿Treinta?. Y me trajo pan de Viena y una botella de Burdeos de la bodega de cierto exnovio rico que presumía gourmet y de barriga. Una amiga, después de tantos años, solo puede traerte de regalo felicidad, compañía, tiempo. Pan y vino.
Abrí la nevera. Había hecho ayer salmorejo de cerezas, tenía cebollas moradas confitadas con jerez y unos higaditos de pollo limpios adobados con pimentón de la Vera, orégano del Guijo y pimienta rosa. Tosté ligeramente el pan en el que había frotado un diente de ajo, extendí una capa de salmorejo, asé los higaditos fileteados y los coloqué encima y sobre ellos una fina capa de cebolla confitada. Cerré el bocadillo y abrí el vino.
- ¿Qué has hecho para comer?.
- Nada, unos simples bocadillos.
La amistad nos salva de caminar con dolor cuando no hay camino y todo es incertidumbre.
NOTA. El cómo del salmorejo de picotas: 100 g picotas (ahora aquí en Madrid las hay chilenas en el mercado, pero pronto las abrá tempranas de mi valle o del valle del Jerte, ahora "nevado" de flores blancas) dos tomates medianos maduros (que sean buenos), un vaso de aceite (o un poco más), sal, una pizquísima de un diente de ajo, pan asentado bueno (pistola madrileña no, por favor, puag). Todo en batidora de vaso: primero el pan en trocitos, encima echas el aceite, los tomates pelados, despepitados, troceados, el microtrozo de ajo, la sal, las picotas deshuesadas, esperas a que el pan se empape y ablande con el aceite y los juguillos del tomate (15 min.), entonces le das al botón de la bati, primero a velocidad baja, luego vas subiendo la velocidad y sigues hasta que el salmorejo te quede fino, fino, si queda algo líquido echa algún trozo más de pan hasta que quede consistente, como puré espeso (pero fino) corriges de sal y punto, te quedará con un color intenso y un sabor diferente. A parte de usar como "tumaca" en el socorrido bocata, yo lo tomo siempre como tal, como salmorejo, con trocitos de jamón por encima o, si quieres ya tirar la casa por la ventana y que te quieran para siempre, metes en el cuenco o tazón donde lo sirves cuatro o cinco percebes (desnudos, claro)
Me has puesto en bandeja una de mis próximas recetas...
ResponderEliminarmersimesiegastropitecuá
Nada como subir a Piornal de la Vera desde Garganta la Olla en mayo y bajar desde allí al valle del Jerte por una carretera imposible que cruza un inmenso y maravilloso bosque de robles donde aún quedan enormes castaños con troncos de más de seis metros de diámetro. Parar en cualquier pueblo y comprar a la puerta de cualquier casa una caja de dos kilos de cerezas en sazón, de las gordas, de esas que pocas veces se ven en el mercado. Luego te sientas al fresco de cualquier arroyo o del mismo Jerte y pin-pan-pun mano a mano a comer cerezas como un niño, o una niña.
ResponderEliminarTomo nota, vaya deberes mas idealosos que me pones
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