miércoles, 14 de septiembre de 2011

RISOTTO EUROPEO

Escultura de Miss Europa 2011

Aventureros, emprendedores, científicos, arriesgados, inventores, curiosos, imaginativos, innovadores... los europeos hemos sido todo eso, la sangre del progreso (y no digo lo siento, ni pido disculpas). También muy hipercríticos, reconocemos hoy que hemos propiciado muchos desastres en la historia, pero somos más autocríticos que otras culturas que van sólo de víctimas.
 Es necesario recuperar todo eso, dejar la butaca orejera, la telebasura, el acojone de la crisis, esta pátina rancia de viejos rentistas conservadores. También en la cocina. Empuja Japón y China y Yanquilandia, pero es Europa quien lidera el buen comer, la imaginación, la innovación, el progreso en los pucheros y en la alimentación de más calidad y más saludable. Criticamos la agricultura intensiva e industrial pero es la mejor del mundo, buscamos los nuevos caminos de los alimentos sostenibles, cercanos, ecológicos, nos puede la comida basura, la obesidad y los excesos… pero estamos ahí, autocríticos pero también curiosos, golosos, inventores, luchando por mejorar y cultivando el placer que es el comer.

Con arroz bomba aragonés, foie normando, salchicha alemana, tomates y alcachofas italianas, setas checas… hago un risotto europeo, otoñal, untuoso, excesivo. Para comer despacio y con un vinorro tinto de La Mancha, un panazo gallego, unas guindillas en vinagre de Navarra para empujar. Europa es la patria de mi memoria, una Europa que bebió, comió, gustó de todos los bebedizos y alimentos que nos ofrecía el ancho mundo, sin prejuicios, con curiosidad, con hambre. Nadie es perfecto.

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