miércoles, 28 de abril de 2010

TIRADITO DE TENCA, TIEMPO Y LEJANÍA

No hay palabras más falsas que “tiempo” o “lejanía”. Ponemos tiempo y distancia y nos parecen océanos infranqueables, imposibles de cruzar, separando para siempre nombres, cuerpos, dedos. Y de pronto tiempo y lejanía apenas son una lluvia de verano que ni siquiera moja, pero si deshace años y kilómetros. Hemos cruzado años y ciudades para seguir temblando al tocarnos las manos o mirarnos de cerca y aunque somos más sabios y más nosotros, nos miramos perplejos al descubrir que tiempo y lejanía pueden ser un abismo de unos pocos metros y segundos o una intimidad suave de miles de kilómetros y largos años de separación.

La tenca es un pez misterioso que vive en la penumbra de las aguas tranquilas y tiene ojos de rubí y la piel irisada verdiamarilla resbaladiza y con escamas muy pequeñas. En una comarca de Cáceres formada por Alcántara, Aliseda, Arroyo de la Luz, Brozas, Casar de Cáceres, Garrovillas de Alconétar, Hinojal, Malpartida de Cáceres, Mata de Alcántara, Monroy, Navas del Madroño, Piedras Albas, Santiago del Campo, Talaván y Villa del Rey se hace una fiesta a este pez exquisito que vive en las charcas de Extremadura tan feliz. Muchos ciudadanos de esos pueblos, en un tiempo remoto, pisaron la ciudad que ahora tú pisas.

Tiempo y lejanía destilan a veces el amor, otras veces lo deshace y otras el azar hace del tiempo un laberinto y de la lejanía silencio por no decir esa palabra precisa a tiempo, esa palabra que abre como una llave complicada la caja más secreta de nuestra identidad.

Yo utilizo una tenca grande, como de medio kilo que tengo un rato con agua y vinagre de Jerez para quitar la mucosa y el sabor a cieno de la piel. Tras limpiarla y lavarla bien saco los dos filetes, les quito la piel y las espinas y corto el tiradito en láminas final y largas. Después hago la salsa con aceite de oliva, sal, zumo de lima, maíz tierno machacado, ají amarillo sin semillas, perejil, un poco de cilantro, otro poco de pimienta, los trituro todo y lo paso por el chino. Barnizo apenas el pescado con esta salsa (utilizo una pequeña brocha) y acompaño este plato peruano-extremeño con un buen sake daiginjo. Tiempo y lejanía, para nosotros cómplices ahora que ya sabemos su verdadero significado, sus secretos y sus laberintos. Ya te dije que me gustan los picantes, el sake, los tiraditos. El otro lado del mundo son dos pasos.

2 comentarios:

  1. sssssssssshhhh! cállate cállate ! que es uno de los pocos reductos extremeños que aún no se conoce fuera y podemos disfrutar de ello. No todo lo que quisiéramos, eso si.

    Ah! me imagino que lo sabrás, pero el otro día recitaron tus huevos fritos en "comer y cantar" de rne. Dabuten, no?

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  2. Si, es cierto. Yo dudo entre guardar el secreto y mostrar a los amigos esos rincones de nuestra tierra.

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