lunes, 12 de marzo de 2012

BERENJENAS FRITAS Y TIRAS ASADAS DE SECRETO



(pintura de Henri Marie Raymond de Toulouse-Lautrec-Montfa)

Encendió el fuego fuera quemando el invierno entre los rastrojos secos y los tocones de la encima muerta. Sintió entonces esa felicidad intensa que no provoca palabras ni acertijos, que nada pregunta ni desea.

Luego, más tarde, asó tiras de secreto ibérico en esas brasas e hizo fritas unas lonchas muy finas de berenjena, enharinadas antes, hasta que quedaron doradas y crujientes.
Para aliñar un menú tan simple y primitivo fabricó un chimichurri con poleo, salvia, melisa, limón, aceite, pimienta y tomate rallado.

Extendieron un mantel encima de la cama y comieron con los dedos. Mojaron en aquella salsa fresca la carne tierna y jugosa. La berenjena frita la comieron encima de unas finas tostadas de pan de hogaza.

Cenaron a las seis contemplando cómo la luz de caramelo de la tarde vestía los olivos, la sierra, el interior de la casa, la cama en la que estaban… de una piel ámbar y dulce.  El almendro de fuera y las dos mimosas se gritaban la vida. Ella se durmió pronto y él, antes de perseguirla por el sueño, como antes lo había hecho entre las sábanas, recordó aquellos breves versos de Andrés Trapiello.: Un ruiseñor extraño / se vio en enero / sobre desnuda rama. / Silencio y sueño.

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