(Hoja Forjada
por Mauricio Daletzky)
Estaba sentado
en su terraza mirando a Gredos. Le calentaba las piernas este sol extraño de
primeros de marzo. Las gargantas bajaban agostadas, la nieve deshecha, la
primavera ausente. Sólo los almendros y las mimosas se empeñaban en homenajear
esta tibieza. Echaba de menos las lluvias.
Sobre la gruesa tabla de castaño picaba
despacio el lomo del corzo haciendo pequeños dados con ese cuchillo artesano de
acero damasquinado que le gustaba tanto. Luego mezcló la carne con un poco de puré que había hecho
con una yema de huevo, un tomate, media cebolla tierna, dos anchoas, un poco
de pimienta y sal.
Hizo unas
tostadas en las que rozó un diente de ajo y luego bautizó con un hilito de
aceite de oliva. Abrió el tinto. Volvió a mirar la sierra, tan desnuda de nieve,
tan seca, tan suya. Colocaba una cucharada del steak de caza encima del pan,
mordía, saboreaba, limpiaba con un sorbo de vino su memoria.
Ayer estuvo en
la garganta pescando truchas. Se sentía muy cansado. Se sentía muy feliz. Los niños aún dormían mientras él desayunaba ese menú carnívoro. El hijo pequeño,
desmadejado, como un cachorro al que sorprende el sueño de cualquier forma y
nada teme. El mayor escondido bajo el edredón, refugiado y a salvo por unas
horas del desconcierto del mundo.
Luego se
levantarán y desayunarán con hambre de corsarios, buñuelos, zumos y colacaos. Recordarán
de pronto que es “su día” y sacarán los versos y los dibujos que han hecho para
él. No hay mejor regalo, ni lo habrá nunca, que ese momento. Todos los minutos de esta mañana
de domingo. Este primer desayuno en soledad, ese segundo desayuno de alboroto.
PD: He
encontrado estas notas en uno de mis viejos cuadernos de cocina. Habrán pasado
cinco o seis años. Al leer estas palabras de nuevo he recordado el sabor de ese
desayuno que hoy, sin duda, devoraría de nuevo.
Me acaban de dar la dirección de tu blog, y he leído la última entrada y me ha encantado.
ResponderEliminarNo me conoces, ni yo a ti, pero tenemos amigos en común.
Gracias Stresa. Me alegra que te guste.
ResponderEliminarHoy estoy en la ofi, feliz, no es el trabajo el que me importuna, es la mala leche de mis clientes.
ResponderEliminarMi estómago tiene horario europeo. es la 1 y voy a comer un arroz con rape y gambas que hicimos ayer y del que secuestré para un túper y que si el arroz es bueno lo disfruto mucho, ya que aguanta bien el recalentado de las ondas.
Venía hoy pensando, que ojalá hubieses escrito algo, para disfrutarlo. tengo 3 post tuyos para saborearlos.
Ya lo he hecho con el primero.