Caminó mucho tiempo. Ya no sentía el
frío. Había salido varias horas antes del alba. Le habían dicho que el sueldo
era bueno, nada menos que cuatro pesetas por un jornal de siete de la mañana a
siete de la tarde y podía comer encima cuantas aceitunas quisiera. Era casi el doble
de lo que le pagaban en el pueblo. Las aceitunas se asaban en los rescoldos de
la lumbre y luego se restregaban en el pan duro y se echaba un poco de sal. Para el camino
llevaba una buena patata cocida y un huevo duro.
A eso del medio día se paró a descansar
junto al chozo. El pastor era muy viejo y a modo de saludo sólo le dijo Salud. Compartieron el pan duro, la
patata, el huevo, un trozo de ántima y de queso de cabra muy curado. Hablaron del futuro,
de un día lejano en el que tal vez los hijos de sus hijos no tuvieran que
mendigar el trabajo, ni mal comer, ni trabajar de sol a sol por un sueldo de
miseria.
Después de comer el jornalero siguió su
camino y el pastor se quedó allí en el páramo meditando las palabras.
Salud dijo él a modo de despedida. Condiós dijo el viejo.
Han pasado cien años. Cuezo en la vitro
unas patatas y unos huevos, Asaré también unos tacos de tocino que me regaló mi amigo
José Ignacio y cortaré un poco de queso curado.
“Salud”, os digo a todos. Será
que tengo memoria.
Que similar, que triste y que dura la vida de los jornaleros andaluces y extremeños. Mi abuelo me contaba como su madre los dejaba a él y a su hermano en la casa para irse a trabajar de sol a sol con lo que ganaba lo justo para poner un puchero ese dia, si no había trabajo...pan duro, sin es que lo había. Eso era en las primeras décadas del siglo XX. Muchos años después mis vecinos me contaban como tenían que andar kilómetros todos los días para llegar a los tajos y donde hay tenemos cómodas casas lo que había eran las chozas de los que trabajaban en los cortijos. Eso fué en los primeros años del franquismo, con una represión feroz. Aborrezco la izquierda que nos gobierna, pero no me extraña que en Andalucía aun hay muchos que se nieguen a votar otra cosa.
ResponderEliminarMe emocionas, querido, como siempre
ResponderEliminarSi querido "anónimo". Triste vida laboral la de antes, que espero que no vuelva jamás.
ResponderEliminarEscucho ayer al presidente de la patronal Juan Rosell por la radio diciendo que los sindicatos lo que quieren es seguir con unas condiciones laborales en España que ya no son posibles, que son (cito literal) “las de hace un siglo o dos”. Gup. Este hombre o no ha ido a la escuela o es un capullo o se hizo capullo en su escuela, que todo pueda ser.
Las condiciones laborales en España de hace un siglo 1912 o de hace dos 1812 no se puede decir que fueran muy buenas, ni buenas, ni regulares, ni malas siquiera, sino de supervivencia. Tal vez Rosell sufrió un lapsus y lo que quería decir es que el quisiera que las condiciones laborales de los españoles hoy 2012 fueran las de los españoles del 1912 (espero que no quisiera decir eso).
Ante este tema de la Huelga y del decreto del Gobierno y sus consecuencias yo recomiendo dejar a un lado a los “hunos” y a los “hotros” y simplemente leerse despacio (y sentado) dicho decreto y pensar en las implicaciones y consecuencias que traerá. Alguien dijo eso de que leer hace libres…
Tal vez por eso no les gusta una escuela pública en condiciones, la libertad y el conocimiento en la clase media les asusta....pero no pasa nada, nuestros equipos de fútbol son de los mejores del mundo, " casi ná". En los últimos años yo lo que veo es que la izquierda estruja lo público para llenarse los bolsillos y la derecha nos explota a nosotros, así que por un lado y por otro nos vapulean. Las personas que conozco personalemte que han estado en política han salido como gato escaldado, abochornados y humillados. Que desengaño, pero no me callo. Ni espero callarme nunca.
ResponderEliminarYo, a pesar de tanta basura y corrupción de "hunos" y "hotros" en todos los medios de comunicación, no creo que la mayoría de los ciudadanos metidos en política, sean de la izquierda o de la derecha, roben o sean unos gangsters. La mayoría son gente íntegra. Otra cosa es la "profesionalización", que se metan y ya no salgan en la vida del cargo y que luego, si salen, se "coloquen de "asesores" de grandes empresas que antes estaban muy cerca de lo público. Ser político es un servicio público, puntual, temporal... no un oficio y menos aún una "clase". Si lo es hay que "desclasarla".
ResponderEliminarPero coincido contigo en que, desengañados o no, no hay que callarse, ni pasar una. Hay que luchar por los derechos ciudadanos, laborales, por el estado de bienestar que tenemos y que no es mucho, por la educación y la sanidad pública, para que sea mejor... La inmensa mayoría de los ciudadanos no se enriquecieron con la burbuja inmobiliaria y financiera, ni vivieron por encima de sus posibilidades, ni se sintieron "nuevos ricos"... Y ahora nos quieren hacer "chinos", hacernos responsables y culpables de la crisis... Y hay gente que se cree ese cuento.
Saldremos de esta como salimos de otras peores, aunque lo peor aún no haya llegado....
....¡Qué pena, Dios mío! ¡Cómo pasaba hambre la gente en aquel tiempo! ¡Había tanta injusticia entonces!
ResponderEliminar....Hoy también; pero las cosas han cambiado una jartá. Mucha gente pasa necesidad y hambre por la Crisis y no tiene trabajo. Otros (los funcionarios) pasan hambre porque están a dieta, se escaquean del trabajo cuando quieren y se quejan de vicio.